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En la Antigua Grecia un pene pequeño y no circuncidado era culturalmente visto como “deseable” en un hombre, mientras que uno más grande o circuncidado era cómico o grotesco; los cuales eran atribuidos a “dioses infértiles”, seres mitológicos como los sátiros, hombres feos y viejos. Hoy en día podemos ver esculturas de la época donde vemos los atributos del hombre en todo su esplendor al “aire libre”. Sin tapujos. (Comprobemos siempre las risas de niños y niñas cuando se percatan).
El arte griego tenía un extremo interés en los genitales masculinos. Estaban obsesionados con su tamaño. Por el contrario, en la Antigua Roma se tuvo un punto de vista distinto; de hecho, se prefería tener un pene grande y ancho. En la literatura árabe aluden también al pene en un capítulo dentro del libro Las Mil y Una Noches.
En la actualidad existen diversos estudios sobre cuál es la media del tamaño del pene en los diferentes países del mundo. Desde que nacemos, como aquellos leones que marcan su territorio, vemos desde la infancia pintadas de “penes” en las pizarras del colegio, grafitis de penes en las paredes de las calles, en los cristales con vaho de los coches e incluso lo pintamos en el cuaderno de nuestro compañero/a en el Instituto o Universidad. Siempre vemos pintados penes. No está socialmente bien visto pero si permitido bajo las reglas del patriarcado. Esto no es otra cosa que el Androcentrismo en su estado más puro donde se transcribe a pie de dibujo “¡¡ El macho alfa ha estado aquí!!”.
Desde que tenemos uso de razón, estudiamos el cuerpo humano con total naturalidad en las asignaturas del colegio. Para niños/as existe un juguete desde hace años que no es otra cosa que una recreación del cuerpo humano (hombre, como no), donde podemos observar su fisionomía, musculatura y sus huesos para su posterior estudio. Ah!! Por cierto!! y tiene pene ehh!! (Aquí nadie se echa las manos en la cabeza).
Quiero dejar claro, que mi posición frente a la polémica resurgida en relación a la exposición de Penes y Vaginas del Ayuntamiento de Madrid no tienen ninguna connotación ni política ni ideológica. Ésta es estudiada desde un punto de vista político neutral con la perspectiva de género.
La exposición de Madrid versa sobre el arte enfocado en los órganos reproductores masculinos y femeninos. (Principalmente se han centrado en estos últimos quizás por visibilizarlos frente a todo lo mencionado anteriormente con el Androcentrismo).
Me resulta cuanto menos curioso, que quienes se alarman de semejante exposición, aún visionándose inclusive los órganos de hombres, verbalizan principalmente “Que asco de exposición de chochos”. Vemos una vez más como feminizamos una crítica para desautorizarla eludiendo la carga de responsabilidad masculina.
Cuando lo austero y lo rancio se topa con lo transgresor, se le otorga nombre de mujer para descalificarlo y ridiculizarlo. Quizás quienes se alarmen de este tipo exposiciones no ven otra cosa mas que un simple órgano destinado únicamente para el coito. Considero que tenemos que ir más allá. Ahí estamos hablando del autoconocimiento del cuerpo, la desmitificación y normalización de la sexualidad y la importancia de la visibilización, en lo público, de vaginas entre tantos penes que llevamos años viendo desde que nos socializamos. Visibilizar para normalizar y para igualar.
Invito a todas las personas que se han alarmado por semejante exposición, a que acudan a todos los ayuntamientos y les insten a los mismos a que en sus museos, las esculturas que tengan de dioses mitológicos o personajes históricos, les pongan ropa interior o mismamente las retiren, ya que según sus pensamientos, pueden herir la sensibilidad de menores .
Finalmente, la presión ciudadana consiguió la retirada de la exposición.
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